Por segundo año consecutivo, las  lluvias de noviembre  y las consecuentes inundaciones superaron  los niveles asociados a fenómenos similares, indicando un cambio drástico  en los escenarios de riesgo climático, dejando en evidencia  deuda pendiente en materia de gestión del riesgo de desastres  que nos obliga a una seria reflexión.

 Aunque la República Dominicana cuenta con políticas públicas y normativas para la gestión del riesgo de desastres, persisten brechas operativas que impiden su cumplimiento. Las instituciones estatales encargadas de su implementación deben desarrollar planes de trabajo centrados en medidas preventivas y de mitigación, así como en el fortalecimiento de  capacidades de los tomadores de decisiones y los equipos técnicos.

Desde el Programa de Estudio Social de Riesgo de Desastres de la FLACSO RD, abogamos por la formación de especialistas en Gestión Integral de Riesgo de Desastres con competencias profesionales y humanísticas para un abordaje adecuado de los aspectos fundamentales en la gestión del riesgo de desastres, la investigación, diseño, planificación.

En noviembre también  concluye la temporada ciclónica, iniciando un ciclo critico de  evaluación y el aprendizaje. La experiencia de  2023 subraya la importancia de la preparación, la planificación proactiva y el fortalecimiento de las capacidades de respuesta como fundamentos de la gestión integral de riesgos.

La planificación implica una coordinación intersectorial, la movilización ciudadana  y el empoderamiento de las comunidades,  para mitigar el impacto de eventos climáticos extremos, asegurando una respuesta más eficaz y sostenible.

Trabajar conjuntamente para construir comunidades más resilientes ante los desafíos climáticos.